15 enero, 2009

A un padre.


Yo nací de un embrión,
al igual que un árbol
de una semilla.
Pero un día algo se rompió
y deshizo el hechizo de la vida.
Yo en un lugar,
y la otra parte de mi vida en otro;
el era mi padre.
Un hombre simple de piel morena,
barba y de baja altura.
Hombre diferente a los demás,
por su distinto carácter,
pero yo lo quería.
Un día pensó que yo no volvería,
que no regresaría a su lado
y quiso salir de la vida,
no seguir presente
si yo no estaba a su lado.
No quiso hacer caso a mis palabras.
Se desvaneció, desapareció
y desde ese momento desolada yo quede,
pero en mi interior, en mi corazón
allí siempre estará él
y jamás dejaré de recordarlo, de quererlo
de pensar en él.

En recuerdo de mi padre al que quiero mucho.


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